Sabemos que el aire nos rodea e, incluso, que lo
podemos usar para crear energía. De la misma forma, con el gas se puede hacer
más cosas que cocinar. Veamos una serie de experimentos con gas y aire para
aprender más sobre ellos.
Experimentos con gases y aire
Agua que se congela al instante
Imagina que le das una botella de agua a un amigo
y le pides que abra el tapón. Al hacerlo, de forma instantánea, el agua se
congela. El truco de esto es que la botella no contiene agua normal, sino con
gas.
El agua con gas contiene dióxido de carbono
y un poco de sal, por lo que se congela a una temperatura menor de lo habitual,
a -8 ºC. Por esto, el agua con gas alcanza una temperatura menor que el agua
normal sin congelarse.
Si metemos la botella en el congelador y
la sacamos (basta con dos horas), el agua aún no estará congelada. Una vez que
abramos el tapón, se liberan las burbujas y se expande el CO2, incrementándose
el punto de congelación y el agua se congela por sí sola.
Cohete con Coca-Cola y gas propano
Coge una botella de Coca-Cola y vacía un
poco. A continuación, con un adaptador, introduce gas propano
en la botella. Aunque parezca que no cabe, introduce bastante gas.
Luego, con cuidado pero de forma rápida,
dale la vuelta a la botella y suéltala cuando el tapón esté hacia el suelo. El
gas hará que el refresco salga fuera de la botella e impulsará la botella hacia
el cielo, como si fuera un cohete.
Propagación de la llama de gas butano
Para este experimento necesitaremos una bombona de butano,
un tubo largo de plástico resistente a alta temperatura y un quemador.
Introduciremos gas butano por el tubo e
irá llegando al quemador, creando una llamarada. Si quitamos el quemador, el
gas retrocederá por lo que veremos cómo la llama se desliza por el tubo. En su
intento de seguir moviéndose, el gas saldrá del tubo por el lado que esté
abierto, moviéndose la llama por el interior del tubo, aunque ya no haya gas.
El experimento de la lata
Sólo necesitas una lata de Coca-Cola.
Este experimento permite demostrar el
concepto de gradiente de presiones, el cual determina que los gases varían su
presión de la más alta a la más baja, o del calor hacia el frío.
Lo primero que tienes que hacer es llenar
la lata con 15 ml. de agua. Después, caliéntala durante un minuto, consiguiendo
que el agua comience a evaporarse. Una vez que el agua se ha evaporado
completamente, coge unas pinza y coloca la lata boca abajo en un recipiente con
agua fría. La lata rápidamente se aplastará.
Esto se debe a que el vapor de agua deja
la lata y es condensado por el agua fría del recipiente, dejando la lata vacía.
La velocidad de este proceso y de la condensación hace que la presión de fuera
de la lata se dirija hacia adentro, provocando el aplaste de la lata.
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